Casi en Navidad, el tiempo invita a una pequeña reflexión sobre la educación en estos días de recogimiento invernal y fiesta familiar. Es tiempo repleto de tradiciones que nos unen con las generaciones del pasado y del futuro y es bonito saber de dónde vienen para captar su sentido.
Si los adultos nos preocupamos de saber el por qué de algunas de las cosas que hacemos, lo podremos transmitir a los niños y entonces tendrá para ellos mucho más valor, contribuirá a arraigarlos a su tradición. A los más pequeños, de cuatro o cinco años, no les importa mucho: les basta con vivirlo. Pero más adelante, a los ocho o nueve años, los niños aprecian poder saber el por qué de las cosas: conocer de dónde viene lo que hacen les permite reconocerse como miembros de una comunidad y les permiete dar sentido a lo que pasa.
¿Por que decoramos un árbol? ¿Por qué hay luces en las calles?
Es bonito saber que la tradición del árbol de Navidad tiene una doble raíz: por un lado, los escandinavos antiguos ya celebraban el nacimiento del dios Sol en el solsticio de invierno, cuando los días son cada vez más largos. Lo hacían decorando un árbol de hoja perenne. Por otro lado, el obispo San Bonifacio fue a evangelizar las tierras alemanas y constató horrorizado que ahí veneraban un roble en honor al dios del trueno ofreciéndole sacrificios humanos. Bonifacio cortó el roble y en su lugar puso un abeto como símbolo de paz y vida eterna, porque sus hojas son siempre verdes y apunta al cielo, y lo decoró con manzanas y con veles: las unas simbolizaban la tradición, las otras la luz que Jesús trajo al mundo al nacer. Estas velas que decoraban los árboles de hoja perenne pasaron a decorar las calles de las ciudades y con el tiempo fueron sustituidas por bombillas de luz eléctrica. La luz de las bombillas también es una forma de dar más luz en los días del solsticio de invierno, cuando el día deja de acortarse y vuelve a crecer poco a poco.
Somos deudores de muchas tradiciones, formamos parte de una cadena que va del pasado al futuro. Conocer la raíz de la tradición nos permite vivirla con más plenitud a pequeños y mayores.
Os sugiero aprender más para enseñarlo y disfrutarlo juntos. Feliz Navidad!