¿Qué implicaciones tiene aburrirse en la infancia? ¿Cuál es la mejor actitud de los padres ante el aburrimiento de los hijos? En este artículo comparto mis reflexiones y consejos.
En la infancia, a veces uno se aburre. “Me aburrrrrroooo…” resuena en casa. Y entonces los padres se preguntan cómo dar respuesta a la queja. Muchos exprimen su imaginación para buscar soluciones. Son los padres a los que, cuando el niño se queja, les saltan las alarmas, como si se activara una alerta por peligo en su cerebro. Creen que han de hacer algo para poner fin al problema. Generalmente, cuanto más pequeños son los niños más tienen los padres la sensación de tener que encontrar una salida al tema.
A día de hoy las pantallas son un recurso infalible: los niños dejan de aburrirse desde el primer segundo con una pantalla delante. De hecho, para muchos niños decir “me aburro” es un atajo para acceder al móvil, a la tele, a la tableta o al ordenador. Ante la pantalla, la queja desaparece y la distracción está asegurada. Pero, ¿es una buena idea recorrer a las pantallas para solucionar el aburrimiento? En realidad, esta aparente solución comporta dos problemas mayores: por un lado, el tiempo de consumo de pantallas se incrementa y por otro lado optando por las pantallas se restan oportunidades a la creatividad y a la imaginación.
El motivo es el siguiente: la creatividad muchas veces surge de la necesidad. A menudo el ingenio es el resultado de un reto que hay que superar. Como suele decirse, “la necesidad crea el órgano”. En la infancia, lo que más puede convertir un niño en alguien creativo es la necesidad de superar el aburrimiento. Cuando un niño no tiene nada que hacer y se aburre a más no poder, si no recibe una propuesta externa, si nadie le ofrece una alternativa para salir de ese estado, lo más probable es que al cabo de un rato empiece a hacer algo. No estará mucho rato sin nada que hacer. Si no hay nadie que interfiera, ni le hable, ni le proponga nada, empezará a moverse, buscará un objetivo, encontrará una distracción. Dejará volar su imaginación. Con eso dejará de aburrirse, centrará su atención y su acción. Pondrá en juego su capacidad de inventar, su creatividad. Quizás convierta una caja de cartón en un avión, en una tortuga o en un nido de dinosaurios. Para que tal milagro ocurre, los padres deben dejarle solo con la caja de cartón, sin proporcionarle una alternativa más atractiva.
Pero, ¿qué podemos responder?
Sin embargo, no es fácil para los padres escuchar el lamento “Me aburrrrrooo…” y darle la respuesta adecuada.
Lo mejor es contestar muy brevemente y como máximo un par de veces. He aquí dos opciones de respuesta interesantes:
- Estoy segura de que pronto dejarás de aburrirte porque se te ocurrirá algo que hacer.
Es una buena opción por dos motivos: en primer lugar, da una idea muy exacta de lo que no va a pasar: la madre no va a poner solución. Queda claro al decir “a ti se te ocurrirá algo”. También es una buena opción porque es una frase positiva, que da ánimo y muestra confianza. - Genial que te aburras, entonces es el momento para ir a poner orden en el armario de los juguetes, que lleva un montón de días hecho un caos.
Lo normal es que cuando los padres propongan algo que a los niños les dé pereza dejen de quejarse del aburrimiento. Entienden rápidamente que si se aburren les ponen deberes, así que mejor hacer como si nada.
Utilizando una de las dos respuestas mencionadas pondrán al niño frente a la realidad, que es que tiene que escoger por sí mismo qué va hacer usando su imaginación y sus recursos. Son buenas opciones que le animarán a ser creativo y a encontrar soluciones propias.